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LAS TRES RENTERIAS DE LUMO Y GERNIKA

 

Las renterías eran unas casas o lonjas donde se realizaban las funciones de aduana: En un primer momento, allí se controlaba, se pesaba y se cobraban los impuestos pertinentes a todo tipo de género comercial. Pero con el paso del tiempo, las renterías se especializaron en el control del tráfico comercial del hierro y de sus derivados.

Lumo y Gernika tuvieron tres renterías a lo largo de los tiempos: La primera estuvo en Lumo y duró hasta el año 1366. La segunda, en la nueva villa de Gernika, desde el año 1366 hasta finales del s.XV. La tercera, también en la villa de Gernika, desde finales del s.XV hasta mediados del S.XVI.

 

SITUACIÓN HISTÓRICA
La lana castellana

En la Edad Media, el Señorío de Bizkaia era un territorio muy pobre. Su riqueza se limitaba a unos bosques frondosos y a una pequeña cabaña ganadera que apenas podía subsistir en las escasas áreas de pasto. Por su parte, la agricultura era tan primitiva e insuficiente que difícilmente garantizaba la manutención de quienes la practicaban. Solo algunos frutos, como la bellota, la castaña y la manzana se recogían con cierta abundancia. Con este panorama económico, las hambrunas y sus consecuentes mortandades azotaban periódicamente a la población.

La superación de esta pobreza endémica se dio gracias al resurgir económico del vecino reino de Castilla, ya que desde mediados del siglo XIII comenzó a exportar a Europa su principal materia prima, la lana de oveja, por los puertos de la costas vizcaínas. De ese modo, los pescadores vizcaínos, buenos conocedores de la mar y sus rutas, comenzaron a surcar los mares como transportistas del género castellano.

Como consecuencia de este resurgir económico, comenzaron a trazarse varias rutas comerciales entre la meseta castellana y los puerto vizcaínos, se construyeron nuevos caminos, se fundaron villas que garantizaban el orden en ese comercio, y se comenzaron a reutilizar con mucha más intensidad las rías y el transporte fluvial. Todo valía si ayudaba a consolidar un comercio que, poco a poco, alejaba al señorío de las habituales hambrunas.

Una de las más importantes rutas mercantiles entre la meseta castellana y los puertos vizcaínos era la que entraba por la villa de Durango y llegaba hasta el puerto de la villa de Bermeo. En medio quedaba el insignificante puerto fluvial de Lumo, en su barriada de Gernika.

 

El hierro

A comienzos del siglo XIV, Bizkaia conoció una segunda revolución económica que hizo prosperar y progresar durante los siguientes siglos a los vizcaínos. La revolución del hierro vizcaíno.

Para explicar esta revolución, hay que tener en cuenta que en aquella época en Bizkaia se dieron las condiciones perfectas para que su hasta entonces primitiva, tosca y poco importante industria siderúrgica pasara a convertirse en un agente de riqueza de primer orden: Por un lado, el hierro era un mineral abundante en Bizkaia. Por otro lado, el Señorío disponía de una abundante masa forestal y de una gran cantidad de ríos. La suma de estos tres elementos determinó una potente red de ferrerías y un muy importante entramado socio económico.

Así, de las minas de la margen izquierda del Nervión, llegaba el mineral a los cercanos puertos de Musquiz, Portugalete o Galindo. Desde allí salían los barcos con la vena de hierro, y bordeando la costa vizcaína, remontaban la ría de Gernika, hasta llegar al fondeadero que se había levantado en Lumo, y que había alcanzado una cierta importancia con el comercio de la lana castellana. Allí se descargaba el mineral y se distribuía por las diferentes ferrerías de la zona.

Gracias al comercio de la lana castellana y al del hierro, Bizkaia conoció un fuerte despegue económico. La exportación generaba unos beneficios que eran invertidos en nuevas naves, nuevas ferrerías, etc. lo que redundaba –a su vez- en más trabajo, más dinero y más consumo. En suma, la nueva riqueza económica atraía más riqueza.

 

Los puertos y renterías

La explotación del hierro y el comercio de la lana castellana están íntimamente ligados a los puertos marítimos y fluviales. En torno a estos puertos se fueron creando una gran cantidad de puestos de trabajo: Los marinos que llevaban y traían los productos comerciales, los astilleros que construían o reparaban los barcos, los estibadores que cargaban y descargaban el género, los encargados de controlar, almacenar, pesar y cobrar las tasas pertinentes sobre los productos que hasta el puerto llegaban, los encargados de distribuir el género por la zona, los dueños de carros y animales que llevaban y traían los productos comerciales, etc.

Además, a medida que el comercio fluvial y el terrestre iban aumentando en importancia, se comenzaron a construir unos edificios, las renterías, destinados a convertirse en lugar obligatorio donde debía confluir todo el género comercial que pretendía entrar, pasar o salir del lugar. Allí se inspeccionaba y se pesaba el género y se pagaban las tasas pertinentes.

La prosperidad que aparecía en torno a los fondeaderos y a las renterías animó a otros particulares a construir en sus cercanías almacenes, mesones, hospederías, etc. Todo ello contribuyó a que en esas zonas (por ejemplo, el Puerto de Lumo) alcanzaran un grado de riqueza bastante superior al de otras zonas agrícolas y ganaderas del entorno.

En resumidas cuentas, no es de extrañar que aquel puerto que había cobrado una importancia capital por su ubicación estratégica y por la pujanza económica que alcanzó por aquellos años, comenzara a ser económicamente y políticamente apetecible para la corona de Castilla y para su aliado, Don Tello, el conde de Bizkaia.

 

LA PRIMERA RENTERÍA DEL PUERTO DE LUMO(¿...?-1366)

 

Documentalmente se conoce que desde, al menos, el año 1051 funcionaba el puerto de Lumo, denominado de Gernika, que pertenecía al linaje Mezeta. Se sabe que este linaje tutelaba, utilizaba y se beneficiaba del tal descargadero y de los puentes aledaños.

La ubicación de este puerto de Lumo era muy buena ya que concurrían en él las siguientes circunstancias: Por un lado ,hasta allí llegaba con fuerza la marea (lo que ayudaba al tráfico marítimo), y –a la vez- era el primer lugar desde la costa en el que , a través de vados y de puentes, era posible cruzar la ría en bajamar. Además el puerto  de Lumo se hallaba a medio camino en el eje comercial entre Durango y Bermeo.

Aclaremos que cuando nos referimos al tal puerto de Lumo, nos estamos refiriendo a un sencillo embarcadero de madera, con algunas rampas para facilitar la carga y descarga de las mercancías, y con una explanada junto a él donde se descargaba y depositaba el género comercial.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Lo que ocurre es que aquella insignificante dársena experimentó en pocas décadas una enorme metamorfosis gracias al trasiego de las lanas castellanas y del hierro vizcaíno, para pasar a convertirse en un puerto relativamente importante. De pronto, aquello comenzó a llenarse de pequeños barcos y de mercancías que entraban y salían desde y hacia el litoral. Y en su entorno se comenzaron a levantar almacenes, mesones, hospederías, etc.

Por su parte, los Mezeta, verdaderos amos de Lumo, no desaprovecharon la ocasión de enriquecerse y comenzaron a cobrar unas tasas sobre las mercancías que entraban y salían del puerto.(Aún no se conoce documentalmente si el cobro de tales impuestos los hacían con el consentimiento de los señores de Bizkaia, o si habían llegado a algún tipo de arreglo entre ellos). Estos Mezeta cobrarían por utilizar sus puentes y caminos (el peaje), por la décima parte del valor de la mercancía (el diezmo), por las recuas de ganado que transitaba por la zona (el recuaje), y por echar las anclas o pernoctar en las aguas de Lumo cualquier barco (el anclaje). Además, construyeron un edificio desde donde controlaban el tráfico comercial, tanto el fluvial como el terrestre, y donde se cobraban y pagaban los impuestos preceptivos: era la rentería de los Mezeta en Lumo. Su ubicación, según algunos documentos, podría ser la que se encuentra entre la que hoy ocupa el actual museo de Euskal Herria y el arranque de la carretera que sube a San Pedro de Lumo. Sin embargo hay otra hipótesis que hace referencia a un puente que se encontraría en la confluencia de las actuales calles Adolfo Urioste con Barrenkale y Ocho de Enero, en el lugar en el que hoy se levanta el banco de Bilbao-Vizcaya. Nuevos documentos o hallazgos pueden dar nuevas pistas sobre su ubicación.

 

LA SEGUNDA RENTERÍA EN LA VILLA DE GERNIKA 
(1366-FINALES DEL S.XV)

 

El puerto de Gernika se separa de Lumo

Dentro del conflicto social, político y militar que enfrentaba a los señores de Bizkaia con la aristocracia local (los jauntxos), el control de las vías de comunicación comerciales jugaba un papel muy importante. Así, los señores de Bizkaia ansiaban controlar completamente el importantísimo eje mercantil que discurría desde la villa de Durango hasta la villa de Bermeo, pasando por el puerto de Lumo, denominado Gernika. Los señores de Bizkaia controlaban las dos primeras villas, pero no así el tal puerto de Lumo, perteneciente a la familia Mezeta.

Esta situación la modificó el señorío por las bravas: En el año 1366, el conde de Bizkaia Don Tello separó por decreto inmediato e inapelable el puerto de Lumo, denominado Gernika, de la anteiglesia de Lumo y de los Mezeta, para crear una nueva entidad jurídica: la villa de Gernika. En ese momento, la nueva villa contaba con diez casa en su interior, y su límite con la ría se correspondía con la actual Artekale, donde se situaba el puerto.

Además, don Tello la dotó de una serie de privilegios económicos encaminados a debilitar a Lumo y los Mezeta en particular y a las anteiglesias de los alrededores en general, y a fortalecer a la nueva villa:

- Que las naves que salieran o llegaran al puerto de Gernika no pagasen impuestos en ningún tramo de la ría.

- Que el camino entre Durango y Bermeo pasara obligatoriamente por la villa de Gernika.

- Que todas las mercancías que entraran o salieran de la villa, tanto por mar como por tierra, no pagaran impuestos. etc.

 

A la vista de lo anterior, parece evidente que, mediante un estricto monopolio comercial, la nueva villa daba todas las facilidades a las embarcaciones y mercancías que realizaban el recorrido por la ría hasta Mundaka y viceversa. Así, y aprovechándose delos privilegios contenidos en la carta puebla y de la benigna situación económica que se creaba en torno al puerto, llegó el momento del despegue económico de la villa de Gernika.

 

Convenio entre los Mezeta y la nueva villa de Gernika

Con la fundación de la villa de Gernika, los grandes perdedores fueron los Mezeta, dueños y patronos tanto de Lumo como del puerto de Gernika, quienes asistían estupefactos al decreto de don Tello. Mediante esta especie de expropiación forzosa, los Mezeta perdían los derechos sobre el puerto y los diezmos e impuestos que gravitaban sobre la iglesia de San Pedro, además de perder una cantidad importante de terrenos y territorios. Para colmo, algunos solares le dejaban de cotizar impuestos al avecindarse en la nueva villa.

Pero los Mezeta no se cruzaron de brazos. A partir del momento de la creación de la villa, dirigieron sus esfuerzos, influencias y alianzas para anular o renegociar algunas concesiones otorgadas a la villa de Gernika. De momento, se dieron cuenta de que la nueva villa tendría todo tipo de privilegios y de derechos, pero le faltaba algo absolutamente imprescindible para su supervivencia: agua potable. Todo el agua dulce que llegaba a la villa transcurría previamente por terrenos de los Mezeta. Por ello, los Mezeta mandaron modificar el cauce del riachuelo que llegaba a Gernika, de tal forma que no le llegara ni una gota de agua dulce.

Los resultados fueron fulminantes: el 15 de junio de 1366, 48 días desde la fundación de la villa, el concejo de la villa de Gernika hubo de firmar un convenio con Juan Sánchez, líder de los Mezeta, por el que éstos consiguieron una  serie de privilegios y exenciones, extensivos a sus sucesores, merced a una permuta de terrenos que interesaba sobremanera a la nueva villa, ya que por ellos tendrían asegurado el suministro de agua dulce.

Merced a esta permuta, hubo de cambiarse el emplazamiento de la rentería. Así Juan Sánchez de Mezeta consiguió levantar una nueva rentería sin pagar por ella, ni por el solar que ocupaba, ningún tipo de impuestos a la villa.

Consiguió, además, el monopolio comercial, al establecer en dicho acuerdo que todo el tráfico comercial, tanto el terrestre como el fluvial, debía pasar por su rentería, donde habría de satisfacer los impuestos pertinentes, a favor de los Mezeta, recuperando así para su linaje el cobro de impuestos, en detrimento de la nueva villa de Gernika.

En cuanto a la ubicación de esta segunda rentería, se encontraba en lo que hoy conocemos como Artekale, en su confluencia con la calle de Adolfo Urioste, exactamente en la esquina en la que hoy se encuentra la farmacia de Boyra.

En cuanto a los documentos que hacen referencia a esta segunda rentería, se habla de Pedro Ibáñez de Albiz, vecino de Gernika, que suscribe sus documentos desde la casa en la rentería del puerto. Ello se debe a que en la primera mitad del siglo XV, la señora de la casa Mezeta, Juana González de Mezeta, se había casado con el señor de la Torre de Albiz, Pedro de Albiz.

Tal enlace matrimonial fue económicamente y políticamente muy interesante para ambos: Por un lado, La casa Mezeta estaba emparentada con el muy potente bando de los Mújica (la propia Juana era nieta por línea materna de los señores de la torre de Mújica, y mantenía, entre otras cosas, el patronato de San Pedro de Luno, el prebostazgo sobre la villa de Gernika, el derecho de peaje al pasar por ella y el cobro de impuestos en la rentería del puerto.

Por su parte, la casa de Albiz, además de amplias posesiones en la zona, se había avecindado en la villa, donde mantenía un enorme poder sobre ella, al haber ocupado todos los resortes políticos y económicos de Gernika. Por lo tanto, al unir sus destinos las casas de Albiz y de Mezeta, no hacían sino perpetuar su poder social, político y económico tanto en Lumo como en Gernika.

A modo de curiosidad, podemos añadir Juana González de Meceta y Pedro de Albiz mandaron construir un sepulcro para ser enterrados en el interior de la iglesia de Santa María de Gernika. Allí, en un lugar próximo al presbiterio, al lado del Evangelio, se encuentran sus figuras yacentes, esculpidas en un estilo gótico. Esta ubicación preferente en el interior de la iglesia denota un poder y una influencia sobre la villa muy importantes.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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LA TERCERA RENTERÍA EN LA IBARRA DE SAN JUAN DE GERNIKA
(finales del s. XV-principios del XVI)
Colmatación de la ría

 

En las décadas siguientes a la fundación de la villa, la ría cambió notablemente su fisonomía y lo que antes fue  navegable, se fue transformando en marisma. Este cambio se debió a la intensa deforestación que se produjo por el alto consumo de leña y carbón que se hacía para las ferrerías que por entonces comenzaban a proliferar en la zona. A mediados del siglo XVI, el hierro se obtenía de fundir el mineral con carbón vegetal. La fundición se llevaba a cabo alternando y mezclando el carbón vegetal con el mineral de hierro. Esta técnica exigía el empleo de enormes cantidades de madera, lo que explica que esta ferrerías primitivas se ubicasen en las proximidades de los bosques, en los montes.

Así, con las talas masivas de los bosques de los alrededores, los suelos comenzaron a erosionarse y los arrastres fueron a parar a los arroyos y al río Oka. Y por esos conductos a la ría, más concretamente al lugar donde confluían el río y la ría: Delante de la nueva villa de Gernika.

Como consecuencia de estos depósitos, se formaron unas marismas en las que la navegación se hacía ya imposible. La ría se retiró hacia el este –hacia la zona de Ajangiz-, y ya solo por allí era posible la navegación.

La rentería seguía en manos de los Mezeta y por un documento que aporta el doctor Aguirre Gandarias se sabe que aportaban a la defensa de la corona: tres lanzas (tres soldados) y ocho ballestos mareantes (ocho soldados armados de ballestas para los barcos de la corona), así como 700 maravedíes por la prebostad y el peaje de Gernika y 1.800 maravedíes por el monasterio de San Pedro de Luno.

Ya a mediados del siglo XV, el antiguo puerto de Artekale se encontraba absolutamente colmatado e inservible, por lo que los vecinos de Gernika necesitaban levantar un nuevo fondeadero.

Además, en aquella época, siguiendo a Jose Angel Etxaniz y a Antonio Pou, la villa se hallaba completamente constreñida dentro de sus muros y necesitaba urgentemente expandirse. Con el puerto de Artekale inutilizado, y una ría en franco proceso de colmatación, aquellos guerniqueses llevaron a cabo dos obras de gran trascendencia: Por un lado, desecaron una gran zona marismeña que se correspondería con las actuales Artekale, Barrenkale y Ocho de enero. Por otro lado, levantaron un nuevo puerto, posiblemente en algún paraje muy cercano a la iglesia de San Juan y a la ibarra de San Juan (no es casualidad que la calle que cruza la tal ibarra se denomine calle del Puerto).

Por último, los guerniqueses pretendían que se llevara a cabo la canalización de la ría para facilitar la navegación hasta la villa y así se lo solicitaron a Fernando el Católico, en 1476, en su visita para jurar los fueros, sin embargo dichos planes se fueron olvidando y sólo se llevó a cabo un pequeño canal donde se ubicaban el puerto y el edificio de la rentería. Según Etxaniz y Pou, parece que para comienzos del siglo XVI Gernika ya disponía de este nuevo canal, denominado Ibaibarria, que recorría todo lo que en la actualidad es la calle Ocho de enero.

 

Área de influencia de la rentería de Gernika

Según Sabino Aguirre Gandarias el campo de acción de la rentería de Gernika, que ya por entonces estaba plenamente dedicada al control del mineral de hierro y de los productos siderúrgicos elaborados en las ferrerías, abarcaba un amplio espacio.

Comenzando por la margen izquierda de la ría, el área de influencia se alargaba hasta la ferrería de Morga citada en la carta puebla. Igualmente, a una ferrería en Ziloniz, cerca de Múxika, ferrería tempranamente documentada en el siglo XI, lo que la convierte en la más antigua de la zona.

Puede llamar la atención que las ferrerías de Busturia no entraran en el área de influencia de la rentería de Gernika. En Opinión del profesor Aguirre, estas ferrerías cumplirían los trámites de aduana o rentería en Bermeo, evitándose el viaje de ascenso por la ría hasta Gernika, con su consiguiente retorno.

Continuando por la margen derecha, la rentería de Gernika abarcaría en su campo de acción a la ferrería de Oma (que a causa de lo notorio de su edificación, se utilizó en la carta fundacional por linde), a las ferrerías de Zentokiz (¿Zendokiz?) y de Katukorta (de las que se desconoce su ubicación exacta), lasa ferrerías de Uharka y de Ororoaga en la anteiglesia de Arratzu, y la ferrería de Sastodeazales, de la que se desconoce su ubicación.

Otra ferrería pudo ser la de Gogorza, en Gerrikaitz. Puede extrañar que esta ferrería acudiese hasta Gernika. La explicación parece encontrarse en que en la tal zona el poder de los Albiz era tan intenso, que habría obligado a que los pagos de aduana se hicieran en la lejana rentería de Gernika (en poder de los Albiz Meceta) en lugar de la mucho mas cercana rentería de Lekeitio.

Dentro del campo de acción de la rentería de Gernika se encontraban las dos ferrerías de Berreondo (no se sabe si pertenecían a la anteiglesia de Arratzu o ala de Mendata) y la ferrería de una persona de apellido Umeza o Armeta, en la anteiglesia de Mendata.

Estas doce ferrerías compraban el mineral de hierro en el puerto de Gernika y pagaban las tasas en su rentería. Igualmente, pagaban los impuestos pertinentes sobre los productos siderúrgicos elaborados en las dichas ferrerías, cuando llevaban a embarcarlos en el puerto de Gernika, para su posterior comercialización.

 

(Fuentes: Aldaba Nº 121. “Las tres renterías de Lumo Gernika. 

Autor: Alberto Iturriarte. Gernikazarra Historia Taldea.)

LAS TRES RENTERIAS DE LUMO Y GERNIKA

 

 

 

 

 

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